Resulta que a finales del 2019 tuve la oportunidad de conocer a una persona muy bien formada y muy luchadora para conseguir estudiar, formarse y desarrollar su experiencia en lo que le gustaba, pero ajustándose a la realidad y trabajando duro. Vamos el tipo de profesional brillante que me encantan y motivan, que encuentro pocas veces, varias carreras o titulaciones, formación contínua, lucha por el buen trabajo, apasionados por sus profesiones por el conocimiento y por estar al día. Personas a las que suelo escribirles una enhorabuena, pues suele ser en el medio virtual. La cuestión fue que pude hablar con él y estaba terminando un máster en inglés de una universidad conocida por su prestigio por todos a nivel internacional, entre otros su máster estaba enfocado a los recursos humanos. Surgió que yo estaba pasando un momento profesional confuso, en los que suelo indagar y pensar en posibles errores. Nada más hablar conmigo y contarle la cuestión me dijo que no debía seguir mi de
¿Por donde comenzar? Siempre me esforzaba mucho y llegaba al notable, me esforcé más y llegué a la Matrícula de Honor, y caí para aprender a levantarme.
Bueno aunque largo no se podrá decir que el título no tiene algo de gancho, o ¿Qué me está contando?. Pues eso es lo que descubrí hace poco. Que al acumular muchas ideas y energía al transmitir, mi mente va más rápido que mi escritura, y ya en tiempos de máximo estrés, también afecta al comunicarme con el resto de personas. Y como lo he aprendido a gestionar y conducir, sin desaprovecharlo. La vida es una carrera de obstáculos, y hay que saber levantarse con energía para saltar el siguiente obstáculo.